martes, 15 de septiembre de 2009

Un article interessant

Acaba l'estiu i els companys blocaires continuen cantant guantanameres a l'ombra d'una palmera. O tenen molta pasta-i si és del cas, ja els enviaré algun missatger disfressat d'inspector d'Hisenda-, o han perdut la gana d'escriure en aquest mitjà, cosa bastant comprensible per allò de la mandra.
Tampoc jo no tenia massa ganotes de posar-me a teclejar i, més encara, quan no hi ha massa a dir. Què voleu? U és de poble i, a més d'escèptic en moltes coses, no està molt informat sobre d'altres.
Però, després de rebre una carta de CEDRO i de llegir uns quants articles d'opinió a propòsit dels drets d'autor i de la situació cultural en general, he decidit reproduir un article d'Elvira Lindo (companya de batalletes en açò de la LIJ) que em va semblar interessant i, segurament, aclaridor sobre la jerarquia de valors que ens envolten.
Allà va.
Cultura para todos y todas
Tres personas me escribieron la semana pasada para preguntarme si el nombramiento de la nueva ministra de cultura me podía beneficiar en algo. Ole, ése es mi país. Nunca decepciona. Nombran ministra a alguien que tú conoces e inmediatamente hay gente que no sólo piensa que puedes pillar cacho sino que vas a estar dispuesta a ello. No me sorprende. Cuando mi marido era director del Instituto Cervantes de Nueva York había ciudadanos que me preguntaban cómo era nuestra residencia oficial. ¡Residencia, ja! Había otros que pensaban que necesitabas el puesto para salir de pobre. ¡Ja, ja! Había algún grupo en cuyas filas se comentaba que si había aceptado ese carguillo sería porque aspiraba a uno mayor. Si no de qué. Y hubo incluso un escritor (lo cual ya me parece más grave) que en este mismo periódico expresó públicamente su indignación porque alguien que se había beneficiado de las instituciones se permitiera luego criticarlas (¡ja, ja, ja!). De tal afirmación se deducen dos lugares comunes, a cual más grave: primero, que toda persona que acepta un cargo público lo hace con la sola idea de forrarse y, segundo, que lo natural de quien ostenta un cargo público es que sea dócil para siempre jamás con el partido bajo el que fue nombrado. De alguna manera, ese escritor pasó a limpio lo que tristemente piensan muchos españoles, porque la relación que ha tenido Españita con la cultura ha sido siempre complicada. Decía Fernán-Gómez que nuestro pecado no es la envidia sino el desprecio. Desprecia cuanto ignora, decía Machado. Estos días, a cuenta de la procedencia cinematográfica de la nueva ministra los blogs y demás medios digitales hervían con la cantinela de siempre: no hay actor en España ni director ni guionista que no sea un chorizo. En los escritores se fijan menos, son menos visibles, pero ahí está flotando la preguntita irónica cada vez que uno gana el Planeta: "¿Qué va a hacer usted con esa cantidad de millones?". En el fondo, se digiere mejor que los futbolistas ganen cantidades extravagantes o que las ganen las estrellas de la tele, los arquitectos estrella, los cocineros michelín o los diseñadores de moda. Durante todos estos años pasados a nadie se le ocurrió preguntar, por cierto, a la pandilla de especuladores inmobiliarios que destrozaban la costa en colaboración estrecha con los ayuntamientos, de dónde sacaban tanto. A nadie le molestó la ostentación de los GilyGiles. En nuestro país se ve natural que un zopenco se lo lleve crudo. Da igual que destroce el mundo. Dadas las reacciones que se leen en los periódicos o la participación de numerosos opinadores internautas, consideramos infinitamente más peligroso a un individuo que recibe una subvencioncita para montar una obra de teatro que a un tío que ha untado a un ayuntamiento para conseguir que se recalifique un terreno protegido. España y la cultura no se llevan bien. Y no es de ahora. Así se quejaba amargamente Galdós, "éste es un país donde un solo ejemplar lo leen cuatrocientas personas". Sí, sí, éste es el país donde se exige la gratuidad de la cultura, aunque uno no tenga el más mínimo interés en consumirla. Sólo por si aca. Recuerdo una discusión airada que mantuve con un camarada en "aquellos maravillosos años". Se indignaba el camarada porque habían anunciado una subida en la entrada del Museo del Prado. Perdimos como dos horas dándole vueltas al célebre derecho del pueblo a acceder libremente al patrimonio cultural. Hasta que harta de aquella discusión interminable, le dije, "pero tú, ¿cuántas veces has ido al Prado en los últimos cinco años? Si el único museo que tú visitas es el Museo del Jamón". Ahí está la clave. A la gente parece no importarle la subida de precios en los museos jamoneros. Pagamos con gusto. E incluso invitamos. ¡Ésta la pago yo! Somos de natural flamenco. Ése es mi pueblo. Cada uno según sus posibilidades, claro, pero bares y restaurantes, un viernes por la tarde, están que se salen. Eso sí, deme usted gratis la cultura. En eso se pone de acuerdo parte de la derecha y parte de la izquierda. El odioso populismo. Libros de texto gratis para todos y todas. Cine gratis ("encima de la mierda que es, dicen, vamos a tener que pagarlo"). Ah, y que a los profesores no se les ocurra mandarle a los niños libritos de literatura. Sí, queridos amigos, yo he viajado por Españita dando charlas y he visto muchas cosas. He visto que los mismos padres que compraban en masa a una compañía americana un tipo de mochilas absurdas con ruedas (carísimas, claro), que les daban dinero a los críos para cien mil chucherías y que se dejaban una pasta en el convite de la comunión, ponían luego el grito en el cielo cada vez que un pobre maestro recomendaba una novelita. Recuerdo hace diez años, en el colegio de un pueblo rico, el de las mochilas americanas: una criatura se levantó para hacerme una pregunta sobre mis personajes. La niña, inocente y candorosa, me dijo que había tenido la suerte de conseguir toda la colección de mis libros gratis. ¿Te la regalaron?, le pregunté. "No, me la fotocopió mi papá, que es teniente de alcalde del ayuntamiento". Qué mona, estaba en esa edad en la que crees que tu padre es un héroe, aunque sea un pirata. -
Elvira Lindo

1 comentario:

Anónimo dijo...

S'ALÇA EL TELÓ!

El text amb què s'inaugura la temporada no hauria pogut estar millor escollit. Retrata el perfil d'un país que coneixem de memòria. Res del que exposa l'autora ens és desconegut, tanmateix resulta molt oportú que cada cert temps algú o alguna ens pose davant dels ulls les vergonyes col·lectives per si de cas a algú se li ocorre tapar-se-les. La pena és que, com sempre passa, acabarem enrojolant-nos els de sempre, mentre que els "altres" s'ho passaran per l'arc del triomf. Paciència i a garbellar.
Pel que fa a l'autora, he de reconéixer la meua admiració progressiva des d'un temps ençà. Si bé no em va fer massa gràcia la seua narrativa infantil ni el seu protagonista emblemàtic, he de confessar que valore molt positivament les seues col·laboracions en la columna periodística d'algun diari i els seus articles d'opinió. El seu espòs és una altra cosa i ja ho comentarem algun dia.
I pel que fa al "seleccionador" de l'article... què hi podríem dir? La seua sagacitat i actitud d'observador permanent continuen intactes i de segur que motivarà els col·laboradors d'aquest Tirant.De fet, ja ho ha aconseguit amb aquet primer comentari. Així que, s'alça el teló!

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